viernes, 8 de abril de 2011

Más de un kilo de ilusiones


Ya pesas más de un kilo. En realidad, un kilo y cien gramos, según nos dijo el médico que atiende a mamá, ayer en el hospital.
De nuevo, tu hermana y tu padre acompañamos a tu madre a su visita mensual (esto empieza a parecerse a Fuente Obejuna, todos a una).
Nos hizo mucha ilusión, a todos, escuchar de nuevo tu corazón. ¡Cómo impresiona oirlo!
Todo son buenas noticias: tú estas muy bien, tu madre está muy bien (con molestias y cansancio acumulado: trabajo, ritmo de vida, etc.) y nosotros estamos muy, muy felices.

Al salir del médico fuí testigo de una conversación entre mamá y tu hermana:

Mamá (M).- Bueno, Andrea, entonces al hermano le vamos a llamar Paulo, ¿si o no?
A.- Pues..., es que ya no me gusta ese nombre. Como mucho le vamos a llamar, Andrés.
M.- No. Me niego. Le voy a poner yo el nombre y se acabó.
A.- ¿Por qué no? ¿por qué no se puede llamar Andrés?
M.- Porque para llamarle Andrés, antes le llamo Marcelo. Ya sé. Le voy a llamar Enrique y se acabó.
A.- No. Enrique no. ¡Andrés es más bonito y me gusta más!. (Berrinche)
M.- No te enfades, porque si te pones así no te dejaremos ni opinar.

(...)

Así estan las cosas hijo. Tu nombre en manos de dos mujeres. No sé lo que pasará.

Todavía no se ha preparado nada en la nueva casa para tu llegada. Hace un mes empezamos a trasladarnos desde la casa de Zizur Mayor a la casa de Pamplona y aún hay cosas sin traer de Zizur y cosas sin desembalar en Pamplona (un desastre) y en medio, con mucho cariño, estan todas las cosas que hay que hacer para convertir un hogar de "mayores" en algo acojedor, confortable y tierno para tí.
Hasta pronto pequeño.