viernes, 30 de septiembre de 2011

Primeras medicinas


Tus primeras medicinas las has tomado en el transcurso de esta semana pasada. Te cogió un poco de frío, lo suficiente para que empezaras a respirar mal y dejaras de comer tan bien como lo hacías antes de esos sintomas de tu primer catarro.

Te llevé al médico de urgencias porque parecía que no remontabas y porque tenías un poco de fiebre. Después de la exploración que te hicieron, te quedaste dormidito en mis brazos y cuando la médico terminó de hacer las recetas, nos fuimos a casa.

Mamá te dió las 14 gotitas del jarabe que te recetaron y cuando vimos los gestos que hacias con la carita, nos dimos cuenta que lo tuyo no es tomar medicinas.

Espero que no las necesites demasiadas veces a lo largo de tu infancia, porque estoy seguro que no va a ser fácil administrártelas.

De todas formas, seguro que tú serás tan fuerte como Mazinger y podrás luchar contra todos lo bichos si sigues comiendo y creciendo tanto.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Tus manos


Tus manos me han llamado la atención, desde tu primer día de vida. La manera en que las cierras, metiendo con mucha fuerza el dedo gordo entre el medio corazón y el índice (anti meigallo), lo suaves que son y sobre todo, los deditos gordos que tienes en proporción al resto del brazo (últimamente, no parece tan desproporcionados porque estas bastante gordito).

Anoche volví a sorprenderme cuando de pronto empezastes a jugar con los muñequitos que cuelgan de un arco que abraza tu amaca de hipopótamo. Tu hermana y nosotros dos, estábamos cenando y una de las veces que te miré, ahí estabas tú: tocándolos y mirándote, descrubiéndote a tí mismo, mejor dicho, descubriendo tus manitas y sobre todo, concentrado en tus juegos.

Tan solo apartastes la vista de tus manos para mirar a tu madre y dedicarle una de tus sonrisas, como diciéndole: "mira mamá cómo juego yo solito".

viernes, 16 de septiembre de 2011

¡¡Por fin pasó el verano!!


Cuando yo era pequeño, pensaba que el verano era como comerse un pastel interminable.
El verano de 2011 para mí ha tenido varios sabores y puedo asegurarte que ninguno ha sido dulce (tampoco amargo del todo pero...)

El pasado día 26 de julio te dejé en tierra Celta y hasta el día 3 de septiembre no volvimos a vernos. ¡Cómo has crecido!

Por fin empezamos a conocernos. Tu hermana ha comenzado el colegio y ahora sí que puedo estar más tiempo contigo sin herir sensibilidades.

Eres una bendición.

Dentro de unos dias hay un sorteo de lotería que debe ser bastante importante en la ONCE, será el próximo día 11, del mes 11, del año 11. Una tarde pasamos por delante de un puesto de venta y tu madre quiso comprar un cupón. Lo compramos, pero ya le dije que no se hiciera ilusiones, porque estaba claro que a nosotros nos había tocado la lotería por dos veces consecutivas: tu hermana y tú.

Me encanta ver tu sonrisita picarona y oir los sonidos que emites con tu boquita. También me gusta mucho ver tus manos entrelazadas y mirar como juegas con ellas sin saber qué son ni para qué sirven, por ahora. El día que lo descubras y empieces a usarlas, más de uno vamos a llorar con los tirones de pelos que seguro darás a todos los que te agobien un poco.

¡Bienvenido final del verano!